Hay que parar los pies a los mediocres de una vez por todas

En esta sociedad actual se ha bajado tanto el listón que estamos ya en un nivel avanzado de idiocracia.

El plan de los señores feudales ha sido estupidizar tanto a la población que los excelentes tienen miedo de sobresalir porque, de lo contrario, inmediatamente una panda de mediocres envidiosos les saltaría a la yugular.

Basta ya de tanta gilipollez.

Es hora de no tener en cuenta los sentimientos de los perdedores, ni tener lástima de los que se creen víctimas.

En la antigüedad se alababa a los héroes, a los ilustrados, a los que hacían avanzar a la Humanidad con su inteligencia e ingenio.

Hoy en día estamos en un momento en el que la gente excelente tiene miedo de exigir las recompensas que merece por ser mejor que los demás.

Tienen que quitarse importancia para que otros no les llamen soberbios o prepotentes.

Los mediocres han convertido a la humildad y la modestia en virtudes. Lo que había que ver.

Pues bien, si son superiores al resto tienen toda la razón en ser prepotentes y soberbios, porque se lo merecen.

Hay que exaltar a las personas que suben el listón y son un ejemplo para el resto.

Pero hoy en día son los lloricas y los victimistas los que se creen más listos, son los mediocres los que han obligado a bajar el nivel tanto para creerse que son la repanocha.

Pues no, mediocres, no lo sois, y lo que sí sois es la causa de que esta sociedad occidental se haya imbecilizado tanto que no cuestiona nada y se traga todas las mentiras que les transmiten por la caja tonta.

Una sociedad culta es el terror de los manipuladores del poder, y es por eso que este último siglo se ha estupidizado a la mayoría de la población occidental.

Hay un libro que se titula «Piense y hágase rico». Por eso desde el poder se enseña a no pensar y mantenerse pobre.

Porque la gente con una mente pobre es carne de cañón para el matadero.

¡Ánimo gente excelente! Dejad de escondeos y dad una patada en el culo a los mediocres. Ellos no lo saben, pero la necesitan.

Hay que volver a colocar el nivel en el sitio más alto, y destruir esta cultura actual del no esfuerzo. Se trata de nuestra propia supervivencia como Humanidad.